Por Suzuky Gomez Castillo
En el siglo XX, se hizo imprescindible el buscar y obtener nuevas herramientas de trabajo, nuevas prácticas, nuevos métodos, nuevas pretensiones, para poder resolver los conflictos educativos que enfrentamos día a día en nuestras instituciones de trabajo, y para ello, hemos iniciado el análisis de nuevas experiencias, destacando la opinión muy valiosa de Chris Argyris y Donald A. Schon, quien nos ofrecen desde su experiencia profesional una reflexión basada que la Práctica Reflexiva desde el estudio de la teoría de la Acción, ella descansa sobre los tipos de conocimiento relevantes para la acción, formado por un conjunto de creencias, valores, estrategias, supuestos o modelos sobre el comportamiento humano intencional de los que se postula una cierta validez general (Picòn Medina: 2001,3).
Esta teoría precisa el aprendizaje como el proceso de construcción, prueba y reconstrucción de la teoría de acción que rige o conviene el comportamiento de un ser humano, y señala que hay conductas que tienden a imposibilitar el logro de aprendizajes profundos (Idem).
Dimensiones de la Teoría de la Acción.
La teoría de la acción se sostiene sobre dos dimensiones una de ellas es la Teoría explícita la cual consiste en expresar lo que las personas aseveran creer. Segùn
Angyris y Schón, las personas poseen mapas mentales que les sirven actuar en diferentes situaciones. Estos mapas mentales contienen las formas en que se proyectan, se efectúan y se examinan sus acciones. Estos mapas rigen las acciones de las personas, en lugar de las teorías que de manera explícita manifiestan, es decir, “lo que las personas dicen que piensan o dicen no es lo que determina o guía su comportamiento”“ (Shift Happens, 2007).
Para ejemplificar esta situación observemos las siguientes situaciones; un hombre puede decir “yo amo a mi esposa” y tal vez sea el caso este hombre maltrate o le falte el respeto a su esposa. Al ser confrontado y se la hace notar la incongruencia, seguramente se sorprenda e intente dar una explicación a sus comportamiento “es que como la quiero mucho, busco lo mejor para ella”. Otro ejemplo podría ser un jefe que declara dar independencia, familiaridad o apertura a la crítica de sus personal, aunque solo de palabra desautorizando y sofocando todo esfuerzo conveniente con lo que él pregona. Una respuesta al ser interpelado ante esta escena podría ser que un jefe no debe perder su capacidad como líder, de allí habría que estudiar sus concepciones básicas sobre gerencia y asimismo que etiquetas maneja (Idem).
Otra teoría presente es la teoría en uso, la cual evidencia el comportamiento real, lo que se puede inferir de la acción.
Entre las características que distinguen esta teoría se encuentra que ella orienta el comportamiento actual y tienden a mostrarse como estructuras tacitas y contienen ciertos imaginarios inmersos acerca de uno mismo, de los otros y del ambiente. Son patrones mentales desarrollados en etapas prematuras de la vida de las personas, las cuales tienen el propósito de responder ante contextos amenazantes o con alta carga emocional. Estas teoría es del domino consciente de las personas, por lo tanto no son conscientes entre esta y las teorías manifiestas o explicitas.
Técnicas e instrumentos de recolección y análisis de los datos en la teoría de la acción.
Las teorías de la acción pretenden comprender las acciones de los miembros de una sociedad.
Estas teorías oscilan entre diferentes técnicas, entre ellas tenemos los modelos I y II, la escalera de inferencia.
El modelo I se caracteriza por ser autoritario, unilateral evita la manifestación de sentimientos, se mantiene en un juego gana-pierde en su relación con los demás y controla la situación, la información y las decisiones.
En relación al modelo II, es de visión compartida, desarrolla la capacidad de aprendizajes instrumentales o profundos, utiliza nuevas estrategias, corrige errores sin cuestionar o modificar los valores subyacentes del sistema, acciona para cumplir los objetivos del programa. En su doble recorrido, suscita cambios individuales o colectivos, guía hacia resolución de problemas complejos y realiza cuestionamientos abiertos, sobre creencias y valores.
Con relación a la escalera de inferencia esta es una representación esquemática de los pasos mediante los cuales los seres humanos escogen acciones de la interacción y la comprenden, a medida que interpretan la vida cotidiana. Proporciona facilidad al hacer conscientes los procesos del pensamiento para distinguir hechos de inferencias, se apuntala sobre hechos concretos y observables.
Referencias:
El Maestro reflexivo, En: Observatorio ciudadano de la educación http://www.observatorio.org/colaboraciones/nava/nava7.html [Consulta: 2011, Junio 09]
Shift Happens. (2007). Lo que se dice y lo que hace [Pagina Web en línea] Disponible enhttp://www.abielg.com/blog/?p=28 [Consulta: 2011, Junio 09]
Picon Medina, M. (2001). El comportamiento y el cambio en las organizaciones educativas: vías para una investigación educacional crítica. Investigación y Postgrado, 2, (16).
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