domingo, 10 de junio de 2007

“Teatro Municipal”. Epicentro de la Cultura de Caracas.1881

Por: José G. Herrera Ruda
Resumen

En el año de 1870, durante el período de gobierno del General Antonio Guzmán Blanco, Caracas era una ciudad de poca actividad cultural, donde las principales clases sociales eran las privilegiadas de todos los eventos culturales realizados en el país, especialmente en la Capital, los cuales estaban constituidos principalmente por óperas de origen extranjero debido a la escasa creación de centros especializados en Venezuela. Para el año de 1876 se evidencia un futuro cambio en la cultura de la ciudad, debido al proyecto de creación de de un espacio destinado exclusivamente a la representación de obras de carácter lírico, sin embargo no hubo mayor concreción sino hasta el año de 1879 cuando el ingeniero venezolano Jesús Muñoz Tebar reformó el proyecto principal y culminó la obra en 1880. Dicho espacio se inauguró con el nombre de Teatro Guzmán Blanco” el 1º de Enero de 1881 con la presentación de la Opera Il Trovadore de Giuseppe Verdí, interpretada por la Compañía de Ópera Italiana Fortunato Corvaia.
Dicha inauguración fue presidida por el “Ilustre Americano” Presidente de la República Antonio Guzmán Blanco y su Gabinete, de igual forma el Consejo Municipal y la Junta de Fomento y las principales personalidades de la vida pública, pero ya evidenciaba un progreso en la cultura de una ciudad que poco a poco se fue metiendo entre las principales ciudades en la expresión lírica. Sin embargo, durante el año 1881, todavía no se observaban personas de diferentes clases sociales, solo aquellas de altos rangos dentro de la sociedad. Ahora bien, cabe preguntar, ¿esta creación constituyó algún cambio de la cultura de Caracas?, ¿realmente el Teatro Municipal se concibe como un epicentro en la cultura Caraqueña?

LA CARACAS DE 1881.

Venezuela en el Quinquenio de Guzmán Blanco.

La época llamada El Guzmanato, es aquella en la que gobierna en Venezuela el General Antonio Guzmán Blanco, desde 1870 hasta 1888, con ciertos intervalos en que se ejercen, el gobierno, sus seguidores, y sus protegidos. Su presencia directa se divide en tres periodos: El Septenio (1870-1877), El Quinquenio (1879-1884) y La Aclamación (1886-1888). El quinquenio, periodo principal para el estudio del tema, fue una época de progreso para Venezuela, por los dotes de estadista de Guzmán Blanco.
Dicho gobierno fue autocrático, ya que antes que todo tuvo que pacificar al país que durante años había estado bajo el régimen caudillista; todo el siglo XIX había sido hasta entonces un período de revoluciones y contrarrevoluciones, lo cual había desangrado al país en todos sus aspectos. Guzmán Blanco se propuso rehacer a Venezuela, tanto en sus aspectos político-administrativos como en los socioculturales y económicos.


La visión de Guzmán Blanco.

Al inicio del gobierno, Guzmán Blanco tuvo que tomar medidas heroicas donde abundaron las cárceles, los destierros y los muertos, pero una vez pacificada la patria pudo darse a la tarea organizativa. Entre los principales cambios que se dieron en lo político-administrativo, organizó el registro civil y el otorgamiento de partidas de nacimientos, matrimonio y defunción por parte de la autoridad civil “arrebatándole” a la iglesia estas funciones que ella había ejercido desde tiempos inmemorables. De igual forma, instauró los servicios de estadística y demostró un gran interés en que se realizaran diversos mapas de Venezuela.
Además en 1873 (el Septenio), ordenó realizar el primer censo nacional de población, el cual dejo en evidencia un total de 1.784.194 habitantes. De igual forma, Guzmán Blanco intensificó las políticas de construcción de carreteras y ferrocarriles, entre otros medios de comunicación, lo que quiere decir que “fue un promotor de las comunicaciones de nuestro país”[i]
En lo que se refiere a economía, el período del Guzmanato se puede considerar como uno de los más productivos y prósperos del siglo para la economía en general. En la publicación de la Enciclopedia de Historia de Venezuela en Imágenes[ii] , se describe un hecho importante dentro de la economía venezolana:
“Bajo Francisco Linares Alcántara la economía y las cuentas públicas declinan, pero en el quinquenio de las cifras repuntan: las exportaciones eran poco más de 69 millones en 1880/1881”
Bajo Francisco Linares Alcántara, lo único que queda claro es que las cosas funcionan sólo cuando el Ilustre Americano está al frente.
Toca al gobierno del Quinquenio (1879/1884), construir, pero antes hay que rescatar el trabajo perdido. Se ajustan los instrumentos de gobierno: el centralismo avanza, se amplía el aparato del Estado con nuevas direcciones y ministerios como Instrucción Pública (1881), y se realiza el segundo censo de población (1881): Venezuela cuenta con 2.075.245 habitantes, 291.051 habitantes más que en el primer censo de 1873. Sin embargo, la inmigración aporta menos que lo esperado: hasta 1888 la entrada no llega a 15.000; la experiencia del Septenio no ha sido propaganda que muestre al país como destino para futuros inmigrantes. La agricultura es la principal ocupación directa o indirecta; una proporción menor, pero importante, trabaja en la minería, en pequeñas industrias, en talleres y en diversas artesanías domésticas.
En 1879 el Gremio de Artesanos publica el periódico El Obrero.
Esto evidencia el importante progreso que tuvo el país durante el período de gobierno del General Guzmán Blanco.

Para el año de 1880, Caracas, l” Ciudad de los techos rojos”, ya había comenzado a vivir las trasformaciones del periodo del guzmanato. En aquellos tiempos Caracas era una ciudad de a penas 70.000 bolívares y se encontraba integrada por las siguientes parroquias: “Catedral, Altagracia, Candelaria, Santa Teresa, Santa Rosalía, San Juan, San Pablo, La Pastora y San José”[iii], siendo el núcleo más denso el de la Catedral y sus adyacencias.

Es importante mencionar que Guzmán Blanco era un gran admirador de la ciudad de París y quiso realizar en Caracas una serie de obras urbanísticas influenciadas por el estilo neogótico francés, lo que introduce en la ciudad una modernización urbana de gran trascendencia, sin embargo, la vida transcurre serenamente, la calle se anima al atardecer con tranquilos paseos a pie, conversaciones casuales, encuentros para saborear helados en “El Polo Ártico”, conversaciones en el “Café del Ávila” y las retretas de la plaza Bolívar.[iv]

Caracas era una ciudad que continuaba creciendo y aumentando su población, lo cual hace necesario un mayor número de casas. De igual forma comienzan a surgir pequeñas industrias en la capital, como fabricantes de fósforos, sombreros y fuegos artificiales, surgen varios fabricantes de zapatos y artículos de vestir. Con el inicio de la pavimentación de las calles y aceras, se empiezan a ver hoteles, pensiones y otros locales; ya las aceras y calles empedradas comienzan a desaparecer.

En 1881 el caserío de Catia tenía numerosas tenerías y alfarerías. Igualmente, las haciendas Montalbán y La Vega amplían los suburbios caraqueños, allí se cultivaba la caña de azúcar y con maquinarias modernas se sacaba un aguardiente muy preciado.[v]

Todo este progreso de la Ciudad tenía un fin fundamental o elemental; construir una ciudad próspera con sociedades que respondan coherentemente a los patrones culturales y étnicos de la Europa avanzada.


LA VIDA CULTURAL DE CARACAS ANTES DE LA CREACIÓN DEL TEATRO GUZMÁN BLANCO.

La moda de París en
Caracas.

En la Caracas de 1880, ya estaba presente la influencia de los principios de París “impuestos” por el Ilustre Americano, nombre con el se le conoce también a Guzmán Blanco y su esposa Doña Ana Teresa Ibarra de Guzmán Blanco. Por las calles, en las tardes los apuestos jóvenes salen “caracoleando” en un bien peinado cabello peruano, a desfilar ante las ventanas de las muchachas[vi]. En lo que se refiera a la moda del vestir caraqueño, los hombres de calidad llevaban todos sombreros de copa y levita, y algunos usan con ella pantalones de dril blanco.

Otro elemento necesario del buen vestir de la época era el amplio chaleco romántico, cruzado por la vistosa cadena del reloj con sus varios dijes, igualmente una corbata, casi siempre de lazo, un duro cuello alto y unos zapatos muy alargados y de punta cuadrada completaban el figurín.

Modelo de ropa usada por los hombres de la época.
En aquellos tiempos las damas salían a la calle con sayas y polisones, en un escrito de José Antonio Calcaño “La ciudad y su Música” (1958) refleja:

“…asomaban la puntilla del pie por debajo del ruedo y balanceaban con recatada monería, apoyándola en el hombro, una sombrilla de encaje”

Aquí se evidencia la coquetería que tenían la mujeres de la ciudad con influencia francesa. En lo que respecta a la gente común o del pueblo, estaban acostumbrados como simples pueblerinos, pero Guzmán Blanco siempre hizo el esfuerzo posible para nadie anduviera descalzo, e incluso en las alcabalas obligaban a los arrieros a meterse la camisa por dentro de los pantalones[vii].
Para la época de semana santa la ciudad se vestia con los trajes más escogidos, las damas, con sus mantillas negras se sentaban en las iglesias sobre alfombras o en los reclinatorios. Mientras tanto las damas de la clase media llevaban un largo chal de lana negra o de seda blanca con flores bordadas en los extremos, y las negras potaban un abrigo hecho de muselina de dos metros de largo, con el que cubrían la cabeza y los hombros durante la misa.
De acuerdo a lo antes expuesto se deja claro la necesidad de las clases de mostrarse con sus mejores prendas de vestir y poder lucir ante el resto de la sociedad

Desarrollo de las expresiones academicistas en Caracas.
La época del Quinquenio de Guzmán Blanco fue un tiempo excepcional para las artes: música, pintura, escultura, teatro, ópera, las letras tuvieron apoyo oficial y público entusiasta. Sin embargo, entre todas las expresiones artísticas, la pintura y la escultura pueden satisfacer mejor el enorme ego de Guzmán Blanco.

Ya para estos años en Caracas, como se dijo anteriormente imperaba la moda francesa y se hacían ver grandes bailes y saraos donde se amenizaban con música clásica, la cual era interpretada por artistas nacionales y extranjeros, a quienes invitaban especialmente para tales ocasiones. Igualmente durante esta época alcanzaron su mayor auge aquellos espectáculos populares que eran la representación de los “Cuadros Bíblicos de la Natividad del Señor” y de su Pasión y Muerte, que fuero llamados nacimientos y jerusalenes respectivamente[viii].

Muchas representaciones artísticas de diversos estilos y géneros que alcanzaron su auge durante el quinquenio de Guzmán Blanco, se exhibían en el teatro de mayor categoría para la época “El teatro de Maderero”, aunque siempre se efectuaron también en otros locales, como el de las Agredas, de Tejar a Rosario 98; el de Tocotines, en las esquinas de Miseria a Pinto casas 84 y 86; el corralón de la casa que fue de Don Fernando Bolívar en la esquina de Santa Capilla; entre otros[ix].

Cada uno de estos espacios, aptos o no, fueron los principales lugares que experimentaron la presencia de espectáculos de índole cultural. El espectáculo era muy plebeyo, lleno de risotadas y exclamaciones del público, a la que a veces contestaban enfurecidos los actores, de hecho muchas veces la representación terminaba con palos y golpes en el teatro y la calle.
De igual manera en las plazas se observaban uno que otros eventos que amenizaban el aire parisino de Caracas, entre las principales plazas donde diariamente se mostraban retretas con músicos de mal vestir, que era lo único que se distinguía a la luz de la lámpara de kerosén[x].
Sin embargo, ya para el quinquenio el teatro Caracas contaba con 25 años de creación aproximadamente, que según Juan Ernesto Montenegro data desde 1854, es decir este también sería uno de los principales centro de esparcimiento cultural de la ciudad, en lo que respecta a la música clásica o de academia[xi]. Normalmente se acostumbraba ver en estos espacios espectáculos con artistas internacionales, entre ello la Compañía de Ópera Italiana.

Dicho teatro sirvió de casa de de presentación de comedias para la compañía Annexy, siendo una de sus principales obras “El Criminal Inocente”, drama en prosa en tres actos, del director Alfredo Rey; entre otras obras que exaltaron el acervo cultural de la ciudad.

INAUGURACIÓN DEL TEATRO GUZMÁN BLANCO

Un nuevo teatro para la ciudad.

Guzmán Blanco, gracias a su espíritu innovador y con influencia de la ciudad de Paris, se vio en la necesidad urgente de construir un espacio donde se pudieran observar obras musicales de excelente calidad y con buenas comodidades. El nuevo teatro se ubicaría en el espacio antes ocupado por el templo San Pablo y el Hospicio de Nuestra Señora de la Caridad como parte del proceso modernizador que imprimió a la ciudad de Caracas[xii].

El proyecto lo inició el arquitecto francés Esteban Ricard en mayo de 1876, quien hizo el levantamiento del plano y el presupuesto e inició los primeros trabajos, pero hubo varias interrupciones y el desplome de uno de los muros trajo nuevas complicaciones que produjeron la paralización total de la construcción.

En el año de 1879, con el inicio del quinquenio y bajo la dirección del ingeniero venezolano Jesús Muñoz Tebar, se reanudaron los trabajos para la construcción de este nuevo complejo cultural. El mismo hizo modificaciones considerables al proyecto original y su costo se elevó a 900.000 Bs., el cual se proponía quedar terminado a finales de 1880[xiii].

En esta reestructuración del plano del nuevo teatro, Muñoz Tebar planteaba lo siguiente:
Los muros perimetrales y las pilastras que conforman la boca del escenario son de mampostería.
El vestíbulo, las demás paredes y los entre pisos son de madera.
Los palcos y las galerías se apoyan sobre las columnas de acero con estilo corintio.
Las columnas del vestíbulo y las galerías son de acero fuerte liso.
La cubierta está formada externamente por una estructura de acero con madera, sobre la cual descasan láminas de hierro galvanizado y acanalado.
Las ventanas son de estructuras de maderas con vidrios de colores.[xiv]
Todas estas serían las características esenciales que presentaría el nuevo coliseo, donde se espera ver obras de gran renombre nacional e internacional.


La inauguración del teatro. El gran día.

Luego de las paralizaciones en la construcción del teatro Guzmán Blanco, finalmente, el ingeniero Muñoz Tebar logra culminar la obra a finales de 1880 y el 1º de Enero de 1881 fue inaugurado el nuevo espacio para la cultura académica. Esta fecha fue programada desde el mes de julio de 1880 cunado se firmó un contrato entre el ministro de fomento Francisco González en representación del gobierno y el empresario Fortunato Corvaia para la programación artística de ese día[xv].

Luego en octubre, ya se conocían las actividades a realizar por el Presidente de La República Antonio Guzmán Blanco. Con respecto a esto comenta Eloy Gutiérrez lo siguiente:

"El Ilustre Americano Presidente de la República acompañado de todas las corporaciones y empleados públicos pasará después de haber recibido a las 2 p. m. en el Palacio Federal, las felicitaciones de estilo en el día de año nuevo próximo, al Teatro Guzmán Blanco para proceder a su inauguración. El Presidente de la República y su Gabinete ocuparán el palco principal. A la derecha se colocarán el Concejo Municipal y la Junta de Fomento del Teatro presidida por el Ministro de Obras Públicas. A la izquierda estará el Consejo de Administración. Las demás Corporaciones y empleados públicos tomarán asiento por su orden en ambos lados. El Ministro de Obras Públicas hará la entrega del Teatro al Presidente de la República, y el Ministro de Relaciones Interiores a nombre del Ilustre Americano lo presentará a su vez al Concejo Municipal del Distrito." (Archivo General de la Nación. Ministerio de Obras Públicas, Teatro Guzmán Blanco, 1880-1881. t. 632, papeles sueltos).

Según lo antes expuesto, se evidencia una planificada y concreta agenda para lo que sería la inauguración del grandioso teatro.

Finalmente en el 1º de enero de 1881 y en honor al presidente de la República, se inaugura el Teatro Guzmán Blanco con la ópera “Il Trovadore” de Giussepe Verdí, cuyo empresario era el señor Corvaía, anteriormente nombrado[xvi].
Según Carlos Salas en su publicación “100 años del Teatro Municipal”, la gaceta oficial de ese día publicó el reglamento del teatro y otro documento donde se evidenciaba el reparto de la obra a presentar en la inauguración. En la ópera Il Trovadore de Verdí se encontraba el siguiente elenco:
· María Luchessi…………………………………Leonora
· Trina de Mester………………………………..Azucena
· Adelina Vives………………………………….Inés
· Francisco Giannini………………………….Manrique
· Diodato Farias………………………….Conde de Luna
· Roberto Macio………………………………Fernando
Director: Giussepe Verdí
Empresario: Fortunato Corvaia.
La ópera de Verdí ya se había estrenado en el Teatro Caracas en 1858 por la compañía del barítono Morelli. La compañía que estrenó el teatro Guzmán Blanco, parece que no era gran cosa, según lo manifiesta un cronista de la época, quien entre otras cosa apunta en su crónica lo siguiente: “Ante una lúcida concurrencia de damas y caballeros, presidida desde el palco por el Ilustre Americano y su respetable señora, hizo estreno en el suntuoso Teatro Guzmán Blanco la compañía lírica traída de Europa por el empresario Fortunato Corvaia... Y no era de extrañarse ese concurso numeroso, pues el deseo natural de conocer la compañía en sus facultades artísticas, se había unido a la ansiedad producida en el público por los diferimientos del estreno, aunque estos no habían reconocido por causa sino por motivos muy incidentales”[xvii].

El cronista habla después de los artistas que actuaron en la obra, he aquí su opinión: “Se cree que la actual compañía no es de los más selecto que ha venido al país; pero, aunque no puedan señalarse partes sobresalientes, el conjunto agrada por la relación que entre ello existe”.
Definitivamente la obra de inauguración no fue lo más precisa y excelente que ameritaba el lujoso coliseo, pero realmente dejó en el ambiente de los caraqueños un gran entusiasmo, lo que animó a distinguido empresarios caraqueños a tomar parte en sociedades artísticas animadores de sostener en Caracas un buen ambiente para tener el coliseo siempre en función.
[xviii]
[i] Ermita Tocones de Veracohechea. “Caracas”.1993.
[ii] Enciclopedia Historia de Venezuela en imágenes. Empresas Polar-El Nacional.
[iii] E. Trococnis de Veracohechea, op.cit.p.184
[iv] Fundación Polar-El Nacional. O.b.cit.15
[v] E. Trococnis de Veracohechea, op.cit.p.190
[vi] José Antonio Calcaño “La ciudad Y su Música”. 1958.
[vii] IBID [6] pag. 323
[viii] J. Antonio Calcaño “La ciudad y su Música” pág. 341
[ix] IVIDEM pág.346
[x] IVIDEM. Pág. 391
[xi] Crónicas de Caracas. Nº 82. El Teatro en Caracas. Pág. 381
[xii] Jesús Eloy Gutiérrez. Breves apuntes sobre la historia del Teatro Municipal de Caracas.
[xiii] José Antonio Calcaño. La ciudad y su música. Pág. 364
[xiv] IVIDEM Jesús E. Gutierrez.
[xv] IVIDEM.
[xvi] Carlos Salas. 100 años del Teatro Municipal.1980
[xvii] IBIDEM. Pág. 6
[xviii]
Anexo

LA VIDA DEL TEATRO MUNICIPAL EN 7 PÁRRAFOS

Ubicado de Reducto a Municipal. Detrás de la ONIDEX. Edificación Declarada Monumento Histórico de la Nación según Gaceta Oficial Nº 31.678 del 16 de febrero de 1979.
Antiguamente existía en esta parcela la Iglesia de San Pablo, el Hospital de los Reyes y el Cuartel de Artillería. En 1876 durante el gobierno de Guzmán Blanco se decreta la construcción del Teatro, cuyo proyecto fue asignado al arquitecto francés Esteban Ricard. En 1877 por causas políticas se paraliza la obra. En 1879, se reanudan los trabajos a cargo del Ing. Jesús Muñoz Tébar.

El 1O de enero de 1881, se inaugura el teatro con la obertura de la ópera "Hernani" de Giuseppe Verdi. Tres días después se inicia la temporada de ópera con el "EL Trovador". En 1884, el sistema de iluminación con gasolina fue sustituido por el de electricidad. En 1900, se cierra el Teatro por reparaciones y dotación de mobiliario. En 1930, con motivo de las festividades del centenario de la muerte de El Libertador, se lleva a cabo una remodelación importante, bajo la dirección del Ing. Ricardo Razetti.

Se hacen cambios a nivel de entrepisos, se construye otro sótano con una puerta para dar acceso a las escenografías, se cambia toda la decoración interior, se eliminan los vidrios de colores por blancos escarchados para las ventanas, se amplia el fosos de orquesta, se diseña una superficie pictórica para el plafón en papel, por el artista venezolano Suárez Borges.
En 1949, como consecuencia de la ampliación de la Av. Bolívar y la construcción del Centro Simón Bolívar, el teatro sufre la mutilación de su cuerpo frontal, con lo cual el peristilo semicircular, el vestíbulo original y la escalera del palco presidencial desparecen. En 1967, en ocasión de celebrarse el cuatricentenario de la fundación de Caracas, el teatro es objeto de una remodelación bajo la dirección del Ing. vial Henry París y la Arq. Marta Almaral. Se hace una nueva decoración interior; exteriormente se cambian todas las puertas y ventanas, se construye una nueva balaustrada a su alrededor. Los pisos de mosaico del vestíbulo se cambian por losetas de mármol, se suprimen los palcos del segundo nivel, entre otros. En 1988, con motivo de un Miss Venezuela cierra sus puertas.

Luego de más de 12 años cerrado por un marcado deterioro, es reactivado y redimensionado en la memoria colectiva de los caraqueños. El reto fue dar a conocer esta "renovada" sala y además convencer a la gente que no era un espacio para las élites, sino que toda la comunidad tenía cabida dentro de estas tablas. Después de años de abandono fue restaurado totalmente por la Alcaldía del Municipio Libertador de Caracas a través de Fundapatrimonio, el organismo local encargado de preservar, restaurar y mantener las obras patrimoniales y arquitectónicas de la Ciudad, Actualmente el Teatro, Es sede de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas y es conocido simplemente como "Teatro Municipal de Caracas".

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