lunes, 22 de septiembre de 2025

EL LIBRO DE CAJA DE LOS NATURALES DE PETARE 1803-1830)

Por Suzuky Margarita Gómez Castillo.

El Libro de Caja de los Naturales de Petare (1803-1830) constituye una fuente primaria de valor incalculable para la reconstrucción de la transición sociopolítica del pueblo de Petare. Su análisis permite trascender la mera contabilidad para ofrecer una ventana a la vida cotidiana, las dinámicas económicas y la administración del poder local en el siglo XIX.


El libro se compone de dos secciones principales en sus "cargos": una vinculada directamente a la comunidad de naturales y otra que se refiere al pueblo en general. Esta dualidad sugiere que Petare, en lo social, económico, político y cultural, funcionaba como una comunidad integral durante el período estudiado, con la génesis del pueblo en sus habitantes originarios.

Inicialmente, la Caja de la Comunidad de Naturales cumplía su misión de asistir a los indígenas en sus necesidades básicas, como curaciones, alimentos y gastos funerarios. Se encuentran asientos que demuestran la asistencia a "…indios en situación de máxima vulnerabilidad…", como el caso de Nicolás Fagundez, a quien se le asistió por su "notoria pobreza". Esto confirma que, al menos en parte, el propósito original de la Caja se concretaba.

Sin embargo, el libro también revela gastos que no encajan directamente con el auxilio indígena, como la reparación de la cárcel, el cepo y la cerradura. Estos gastos, aunque en principio ajenos a la comunidad indígena, pueden vincularse a la Real Cédula de 1691, que establecía la necesidad de destinar fondos para la reparación de cárceles, sugiriendo que la Caja también cubría gastos relacionados con infractores indígenas. Casos como el del "reo Alejo Abilan", un indio tributario herido y encarcelado, cuyos gastos de curación y manutención fueron cubiertos por la Caja, evidencian la compleja interacción entre la administración de la comunidad y el sistema judicial colonial.

Un aspecto crucial que el Libro de Caja documenta es el desvío de fondos para fines ajenos a la comunidad indígena, especialmente durante el período de la independencia. Se registra un asiento en el que, por designación del Despacho de Guerra, se entregó al coronel José Félix Ribas "todo el dinero resguardado en la Caja para auxiliar a las tropas de Barlovento". Esto incluye una entrega de "mil pesos" al Capitán Marcos Borges en julio de 1811.1 Estas acciones, aunque apoyaban la causa independentista, violaban los fines originales de la Caja, que era el apoyo integral al indio Mariche y la mejora de su calidad de vida.

Además, el libro registra gastos para la refacción de la escuela pública, el pago de maestros (como Juan Meseron) y la compra de catecismos políticos. Si bien estos gastos podrían considerarse beneficiosos para la comunidad en general, la pregunta de cuántos de los 72 infantes reportados en el libro como asistentes a la escuela eran indígenas permanece sin respuesta, sugiriendo que los fondos de la Caja se estaban utilizando para servicios más amplios del Cantón, no exclusivamente para los naturales.

La transformación del Libro de Caja de un registro de la comunidad indígena a un libro general del Cantón, con entradas por remate del derecho de matanza, alquiler de terrenos propios en Mariche y otros impuestos municipales, es una prueba documental de la transición sociopolítica de Petare. Esta evolución demuestra que, al ganar la libertad, los pocos naturales que quedaban perdieron su derecho a ser los poseedores de aquellas tierras, que comenzaron a redistribuirse y declararse propiedad del pueblo. La "medianía" como representación jurídica colonial, donde el arrendador pagaba un porcentaje al dueño de la tierra "otorgada" al natural, se convirtió en un mecanismo para que los indígenas pagaran su tributo, y finalmente, para que las tierras pasaran a manos criollas.

En el marco de las leyes coloniales, la repartición de tierras y aborígenes bajo el concepto de encomienda llevó a considerar a los aborígenes como parte del suelo, imponiendo el latifundio. Grandes extensiones de tierra se entregaron a pocos propietarios, lo que obligó a los no beneficiados a vivir en condiciones desfavorables, pagando tributo ya sea en productos agrícolas, animales o, como en el caso de los Mariche a principios del siglo XIX, mediante el alquiler de las tierras que se les habían proporcionado para su resguardo al abolirse la encomienda.

El régimen tributario no solo impulsó la explotación de la fuerza de trabajo indígena, sino que también privó a una parte de la población Mariche de la propiedad de estas tierras, permitiendo al Supremo Tribunal de la Audiencia disponer de ellas. De esta forma, los naturales contribuyeron a romper un derecho de autonomía sobre la tierra, produciéndose un nuevo contexto social afín a los valores y costumbres implantados por la Corona española y sus herederos.

La misión de la Caja de la Comunidad de Naturales de Petare no se alcanzó totalmente. El libro muestra que, de 87 indígenas en la matrícula inicial de 1801, se atendieron un promedio de 20 en aproximadamente 20 años, reduciéndose a 45 para 1816.1 A pesar de esto, el Libro de Caja es una fuente valiosa que permite reconstruir una etapa de la vida cotidiana indígena petareña, así como una estampa de la vida económica y la administración del poder político local en el siglo decimonónico.

Fuente:

Archivo General de la Nación, sección Traslado, colección Caracas, T.X, No 543.

Libro de caja de la comunidad de los naturales de Petar. Introducción por Lorenzo Vargas Mendoza. Consejo Municipal del Municipio Sucre.


martes, 16 de septiembre de 2025

LA IMPORTANCIA DE LA HISTORIA


Por Suzuky M. Gómez Castillo

La historia, más allá de la simple acumulación de fechas y nombres, se erige como una ciencia social indispensable para la comprensión de nuestra existencia colectiva e individual. Su relevancia trasciende el ámbito académico para convertirse en un pilar fundamental de la conciencia social. Con ello intentamos señalar, que la memoria colectiva es una herramienta esencial para la sociedad, la cual busca rescatar el pasado para que hombres y mujeres puedan comprenderlo y explicarse sus diversas dimensiones y expresiones. A través de este proceso, se desvela una conexión ininterrumpida entre lo que fue y lo que es. Al entender el pasado en toda su profundidad, obtenemos las nociones y lecciones necesarias para enfrentar tanto el presente como el futuro. No se trata de vivir atrapados en lo que ya ocurrió, sino de utilizar esa comprensión para poner rumbo, confrontar los desafíos actuales y anticipar los que están por venir.


En este sentido, la trascendencia de la historia radica en su capacidad de dotar a la sociedad de una memoria que funciona como un cuerpo, siendo la historia misma su recuerdo. Esto implica que el saber histórico no es solo un conocimiento individual, sino un factor social que influye y da forma a las ideas de una época o de distintos grupos de personas. Al analizar el pasado, los historiadores, quienes surgieron para responder al "cómo y el porqué" de los eventos, permiten desentrañar las complejidades de las sociedades. Por ejemplo, al estudiar las revoluciones sociales, no solo registramos el "cuándo" y el "dónde", sino que profundizamos en los factores económicos, políticos y culturales que las gestaron, una labor que va más allá de la mera narración de los primeros cronistas y filósofos.

En la actualidad, la práctica historiográfica es notablemente interdisciplinaria y ecléctica, integrando herramientas de diversas escuelas de pensamiento y abarcando una gama más amplia de materiales de investigación, desde fotografías hasta redes sociales. Esta evolución permite una comprensión más holística de los procesos históricos, superando la visión fragmentada de hechos aislados. Como argumenta Marc Bloch (1993), la historia "…es la ciencia de los hombres en el tiempo…" (p. 23), enfatizando que el pasado no es un mero telón de fondo inerte, sino un elemento vivo que moldea el presente y ofrece claves para interpretar las dinámicas sociales. Igualmente, E. H. Carr (1961) sostiene que la historia es un "…diálogo ininterrumpido entre el presente y el pasado…" (p. 35), destacando que nuestra comprensión del pasado está en constante revisión a la luz de las preguntas y preocupaciones del presente. En suma, la historia nos empodera al proporcionarnos las herramientas críticas para no solo interpretar el pasado, sino también para participar conscientemente en la construcción de nuestro futuro, evitando la repetición de errores y valorando los logros de las generaciones precedentes.

Bibliografía

Bloch, M. (1993). Apología para la historia o el oficio de historiador. Fondo de Cultura Económica.

Carr, E. H. (1961). ¿Qué es la historia? Ariel.

 


jueves, 11 de septiembre de 2025

Características del Hecho Histórico


LA IMPORTANCIA DE LA HISTORIA REGIONAL Y LOCAL: UNA MIRADA PROFUNDA AL PASADO


Por Suzuky Margarita Gómez Castillo


La historia, en su sentido más amplio, nos permite comprender el presente y vislumbrar el futuro a través del análisis del pasado. Sin embargo, la concepción tradicional de la historia a menudo se ha centrado en eventos de gran magnitud, figuras trascendentales y procesos nacionales o globales. En este panorama, la historia regional y local emerge como un campo de estudio vital, que ofrece una visión más matizada y profunda de la experiencia humana.


 
Su importancia radica en la capacidad de desentrañar las particularidades de comunidades específicas, revelar la complejidad de los procesos sociales desde la base y, en última instancia, enriquecer la narrativa histórica general.

Uno de los argumentos centrales a favor de la historia regional y local es su potencial para democratizar el conocimiento histórico. Al descender del nivel macro al micro, se da voz a aquellos que a menudo han sido marginados de los relatos oficiales. Como señala Burke (1993), “…la historia local puede considerarse una especie de ‘historia desde abajo’…” (p. 11). Permite explorar la vida cotidiana de la gente común, sus luchas, sus logros y sus formas de organización social, económica y cultural. Esto no solo humaniza el pasado, sino que también ofrece perspectivas únicas sobre cómo los grandes eventos nacionales e internacionales fueron experimentados y moldeados a nivel local. La guerra, la migración, las transformaciones económicas o los movimientos políticos adquieren un significado distinto cuando se analizan a través de las lentes de una comunidad particular, revelando la diversidad de respuestas y adaptaciones.

Además, la historia regional y local es fundamental para comprender la formación de identidades. Las regiones y las localidades poseen características distintivas que forjan un sentido de pertenencia en sus habitantes. Los mitos fundacionales, las tradiciones, los dialectos, las prácticas culinarias y las festividades son elementos que anclan a las personas a su territorio y a su pasado. El estudio de estos elementos permite entender cómo se construyen y se transforman las identidades colectivas a lo largo del tiempo, y cómo estas identidades interactúan con las identidades nacionales e incluso globales. Al explorar las raíces de una comunidad, se fortalece el lazo entre las generaciones presentes y pasadas, fomentando un sentido de continuidad y aprecio por el patrimonio cultural.

La Contribución de Marc Bloch a la Historia Regional

Desde una perspectiva metodológica, la historia regional y local promueve la utilización de una diversidad de fuentes y enfoques. A diferencia de la historia nacional, que a menudo se basa en documentos oficiales y archivos centralizados, el estudio local requiere la consulta de archivos parroquiales, municipales, familiares, notariales, así como la recolección de testimonios orales, la interpretación de vestigios materiales y el análisis de la toponimia y la cartografía. Esta variedad de fuentes exige una mayor creatividad y un rigor metodológico particular, enriqueciendo la práctica historiográfica en su conjunto. Como lo expresa Palos (2011), “La historia local es un laboratorio ideal para la aplicación de nuevas metodologías y para la experimentación con fuentes diversas…” (p. 23).

En este sentido, la figura de Marc Bloch, es esencial para comprender la génesis y la importancia de la historia regional. Bloch, cofundador de la escuela de los Annales, defendía una historia que fuera más allá de los eventos políticos y militares, para enfocarse en las estructuras sociales, económicas y mentales. Entre sus obras, concebimos como fundamentales  “Los Reyes Taumaturgos” (Bloch, 1988) y “La sociedad feudal” (Bloch, 1987), ya que ilustran y prestan profunda atención a las particularidades regionales y a la interacción de estas con el entorno geográfico, las prácticas sociales y las mentalidades colectivas. Bloch abogaba por una "historia total" que integrara diversas disciplinas y que no temiera descender a los detalles locales para comprender fenómenos de mayor alcance. Su insistencia en el análisis comparativo de las realidades locales y regionales fue fundamental para legitimar estos campos de estudio como cruciales para una historiografía más completa y profunda

La Historia Regional en Venezuela: Descentralizando la Narrativa

En Venezuela, la historia regional y local ha cobrado una importancia creciente en las últimas décadas, en un esfuerzo por descentralizar la narrativa histórica tradicionalmente enfocada en Caracas y los eventos nacionales. Esta corriente historiográfica busca rescatar las particularidades de las distintas regiones del país, sus procesos históricos específicos y la contribución de sus gentes al devenir nacional. Se reconoce que Venezuela es un país de profundas diversidades geográficas, culturales y sociales, y que la historia de sus regiones es indispensable para una comprensión cabal de su identidad. El estudio de los Andes, los Llanos, el Oriente, Guayana o el Zulia, por ejemplo, revela no solo patrones únicos de desarrollo, sino también cómo estas regiones interactuaron con el centro político y económico, forjando una nación compleja y heterogénea.

Entre los principales representantes de la historia regional en Venezuela, destacan figuras que han dedicado su vida a la investigación y difusión del pasado de sus respectivas localidades. Entre estos investigadores se encuentra el Dr. Arístides Medina Rubio, reconocido como un promotor y teórico fundamental de la historia regional de Venezuela, impulsó la reflexión sobre los marcos conceptuales y metodológicos necesarios para abordar el estudio del pasado desde una perspectiva regional. Su contribución fué más allá de la investigación de un área específica, al sentar las bases para la comprensión y el desarrollo de la historia regional como campo autónomo y relevante. En esta temática, cabe mencionar al Dr. Germán Cardozo Galúe, destacado como un pilar fundamental en la historiografía de la región zuliana. Sus investigaciones han iluminado aspectos cruciales de la historia de esta importante zona del país, desde la época colonial hasta el desarrollo petrolero, abarcando temas como la sociedad, la política, la economía y la cultura de esta región, que se caracteriza fundamentalemnte por conservar una identidad muy marcada.

En este sentido, es preciso mencionar al Dr. Rutilio Ortega González, reconocido por su vasta contribución a la historiografía venezolana y, en particular, por su incansable defensa de la zulianidad. Sus trabajos han rescatado la memoria histórica de la región zuliana, explorando sus tradiciones, personajes y las dinámicas que han configurado su identidad única. Finalmente, se destaca la fiigura iconica de la Dra. Hermila Tronconis de Veracochea, destacada, como especialista en historia de las mujeres, historia de la iglesia, historia de la esclavitud y de los esclavos en las distintas regiones de Venezuela. Su obra ha contribuido a una visión más inclusiva y diversificada del pasado venezolano, al poner en el centro del análisis a grupos y temas que tradicionalmente han sido subrepresentados en la historiografía oficial. Estos historiadores, entre muchos otros, han pavimentado el camino para una visión más inclusiva y diversificada del pasado venezolano, demostrando que la riqueza de la historia nacional reside en la multiplicidad de sus expresiones regionales y locales. Su labor no solo ha permitido reconstruir fragmentos olvidados del pasado, sino también fortalecer el sentido de pertenencia y la conciencia histórica en sus respectivas comunidades.

En síntesis, la historia regional y local no es un simple apéndice de la historia nacional, sino un componente esencial para una comprensión integral del pasado. Permite desentrañar las complejidades de la experiencia humana desde la base, dar voz a los silenciados, fortalecer las identidades y enriquecer las metodologías de investigación. En el contexto venezolano, su desarrollo ha sido crucial para construir una narrativa histórica más equilibrada y representativa de la diversidad del país, reconociendo el invaluable aporte de cada una de sus regiones y de los historiadores que, con pasión y rigor, se han dedicado a desenterrar sus memorias.

Referencias:

Bloch, M. (1987). La sociedad feudal. Akal.

Bloch, M. (1988). Los Reyes Taumaturgos: Estudio sobre el carácter sobrenatural atribuido al poder real, particularmente en Francia e Inglaterra. Fondo de Cultura Económica.

Burke, P. (1993). La cultura popular en la Europa moderna. Alianza Editorial.

Palos, J. L. (2011). La historia local. Reflexiones sobre un campo de estudio. En A. Estévez (Ed.), Historia local: aproximaciones y desafíos, (pp. 15-30). Universidad de Valencia.

EL LIBRO DE CAJA DE LOS NATURALES DE PETARE 1803-1830)

Por Suzuky Margarita Gómez Castillo. El Libro de Caja de los Naturales de Petare (1803-1830) constituye una fuente primaria de valor incal...