domingo, 10 de junio de 2007

La Delimitación de un Espacio Geohistórico Regional (Caso Parroquia La Dolorita- Venezuela)



Por: Prof. Suzuky Margarita Gómez



El proceso de investigación, su desarrollo y el impacto de los estudios de la Historia Local y regional, según Arístides Medina Rubio, han logrado alcanzar en los tiempos de la contemporaneidad venezolana expresiones actualizadas y creadoras. Otorgando a los historiadores una premisa efectiva para cubrir las demandas de información que necesita la modernización y la descentralización administrativa del país, como alternativas para salir del subdesarrollo . Por ello la investigación debe verse como un fenómeno cultural propio de las búsquedas estéticas profundas, que constituyen el contexto social y en las especializaciones que logra el colectivo. Esto permitirá que la comunidad desarrolle procesos comprensivos del pasado con el objeto de promover acciones colectivas al futuro.


Las marcadas desigualdades en la distribución de los ingresos fiscales se evidencian en una estructura urbana caracterizada por las desigualdades sociales. La alta densificación del espacio región central ha causado un marcado desequilibrio entre la demanda de empleo y la incapacidad de la economía urbana para absorber el rápido crecimiento de la población activa. Los costos del suelo urbano y de la construcción de viviendas, en constante incremento, segregan a un sector considerable de la población.


Esto afecta tanto a quienes, a pesar de hallarse integrados en el sistema productivo, reciben ingresos que no les permiten acceder a una propiedad inmobiliaria, como aquellas mayorías que constituyen las clases urbanas menos favorecidas, los cuales habitan en muchos casos en terrenos públicos o privados de poca rentabilidad y económicamente frágiles por su elevado grado de pendiente o su relieve accidentado dando lugar a “Asentamientos Urbanos No Regulados” .


Esto espacios registran deterioro ambiental, específicamente en los indicadores de calidad de vida como: cobertura sanitaria, nutrición, sanidad ambiental, vivienda, subempleo, inseguridad, recreación, y limitaciones en la participación. En los asentamientos urbanos no regulados es donde se observan las más evidentes expresiones del colapso. Ejemplo de esto es la autoconstrucción de viviendas que están precedidas de la deforestación natural de los terrenos, que por general tienen fallas geológicas. Este hecho unido a la falta de canalización de aguas, la saturación de los suelos, fomentaran ocasionalmente los deslizamientos y derrumbes que perjudican ampliamente a sus habitantes.


Los asentamientos urbanos no regulados son producto de un orden social, de una estructura económica imperante y de un sistema político que deja fuera de toda planificación a un gran sector de la población. Ciudades como Caracas, entre otras son ejemplo de concentraciones humanas vertiginosas y ajenas a toda planificación.


En Caracas, más de la mitad de sus habitantes vive en estas condiciones caracterizadas por estar ocupando los niveles mínimos de infraestructura. En su división el área metropolitana ocupa aproximadamente 3.302 hectáreas que representan el 19 por ciento del área total de la ciudad; en estos territorios se agolpan el 60 por ciento de la población urbana. El 77, 14 por ciento de esas 3.302 hectáreas se encuentran en el Municipio Libertador. Donde se destacan tres grandes zonas que representan este tipo de asentamientos en la ciudad de Caracas y los cuales ocupan más de 200 hectárea cada una primero destacaremos la zona de Catia, con 713, 92 hectáreas, seguida de Petare, con 630, 19 hectáreas, y Antímano con, 241,42 hectáreas .


Por otra parte, Marcos Negrón, en una entrevista realizada para la prensa explica; Caracas posee un tamaño relativamente grande si se le compara con el resto de las ciudades venezolanas sin embargo esta ha reducido su crecimiento demográfico en forma muy violenta, especifica que según los datos censales 80 – 90, indican que Caracas, entendida como área metropolitana que comprende los “cinco municipios del valle”, creció a una tasa muy baja. Por otra parte otras ciudades en los alrededores del área metropolitana están creciendo tal es el caso de Guarenas – Guatire, los Valles del Tuy así como la dinámica de Valencia que según datos de la OCEI, ya debe ser mas grande que Maracaibo .


Aunado a lo antes expuesto se continúa expresando:


“La posición tradicional, que se concretó aproximadamente en los años 60 ó 70, sobre el sistema de ciudades venezolano, expresaba fundamentalmente dos ideas: una, que era un sistema macrocefálico, es decir que tenía una ciudad excesivamente grande con relación al resto y segundo, que era un sistema de ciudades desarticulado. Particularmente siempre me pareció que eso era muy cierto, y hoy creo que no existe ninguna base que pueda sustentar esta posición.


Una cosa que era bastante evidente: en Venezuela el sistema de Ciudades sólo ha sido desarticulado en el período colonial, una serie de regiones que funcionaban más o menos independiente. Con relación al segundo aspecto, los estudios técnicos realizados no conforman la hipótesis macrocefálica o primacía excesiva.
Básicamente el sistema de ciudades tiene una configuración relativamente equilibrada” .

Las ciudades venezolanas han creciendo en forma no controlada, Las políticas de no invertir en las ciudades importantes, no han podido contra las tendencias profundas del proceso de urbanización: resultando que las personas vinieron igual a las ciudades y se ubicaron donde les fue más conveniente y esto arrojo resultado el caos en que se han convertido las ciudades.


En la actualidad existe un proceso incipiente de conformar una megaciudad tomando en cuenta los índices demográficos ya aproximadamente son 8 millones de habitantes y queda el eje que cubre Guarenas – Guatire hasta Puerto Cabello, y que en la actualidad se encuentra interconectado por autopistas, con el factor común de que tienen que atravesar por Caracas. Ese eje cuenta con una ventaja inobjetable y es que concentra los dos puertos principales, el aeropuerto internacional y los mejores centros de investigación de Venezuela.


Estos centros se han visto en la necesidad de promover líneas de investigación que están en función del rescate y la reconstrucción de las historia de estas regiones y localidades para que se conserve la memoria de estas áreas y a su vez las mismas sirvan como instrumentos de productivos al buscar soluciones alternativas a los conflictos que nacen con este acelerado y no planificado crecimiento de los asentamientos urbanos no regulados.


En tal sentido la presente investigación lleva como norte central realizar la reconstrucción histórica de la Parroquia La Dolorita, bajo la disciplina historiográfica de la historia Regional y Local, quién tiene entre sus fundadores a Luís González y González, fundador de la escuela de historiadores regionalistas en el colegio de México (1968) y por Venezuela cabe destacar nuevamente al Dr. Medina Rubio y a Germán Cardozo Galuè, quienes crearon en el país la corriente regionalista.


Para explicar nuestra investigación citamos a Medina Rubio desde su trabajo “Teoría, fuentes y método en la historia regional”, cuando nos dice:


“La historia es la ciencia de los hombres, y estos concretados históricamente en las sociedades- planetaria o mundial, continental o supranacional, nacional, regional y local- establecen vínculos imperecederos con el espacio donde se desarrollan sus actividades. Son estos vínculos con expresiones coherentes y particulares en cada una de las escalas en las quisiera observar el historiador, los que producen la identidad local, regional, nacional o más, de los hombres objeto de la historia. Es por todo lo anterior, por lo que decimos que la historia es la memoria colectiva de los hombres en el tiempo y espacio definidos. Y pretendemos comprender y explicarnos los hechos y los fenómenos del pasado, puede entonces expresarse en muchas escalas – la microhistoria o historia parroquial hasta la historia mundial o universal siendo ellas absolutamente validas”.

Es partir de este planteamiento y sin desmerecer la historia nacional o mundial, cuando nos colocamos en precisar los siguientes puntos en apoyo a la historia regional y local. En primer lugar, aclaramos que la historia regional no debe confundirse con la historia local, pero mantienen un estrecho vínculo. Esta última se agota en las localidades ó parroquias, lo que hace que también se le denomine historia parroquial como es nuestro caso de estudio, mientras que la primera aspira superar:


“los límites y criterios de una comarca, llegando incluso a rebasar los limites de país, lo que desvaloriza a la historia local, pero si la enmarca dentro de sus propios limites, es decir, localidades y parroquias…en otro sentido, la historia local, parroquial o microhistoria, constituyen una motivación indubitable para llegar al conocimiento, al cultivo y al uso de las historias mayores”

En este orden de ideas se puede citar, a la Dra. Ermila Troconis de Veracochea, con su artículo “Apuntes sobre la microhistoria”, allí se caracteriza a la microhistoria, como un estudio holístico de un grupo o de una colectividad, en el cual se presta mayor cuidado “a la cotidianidad y las personas comunes y corrientes, antes que a los hechos muy importantes de determinados personajes con marcada relevancia dentro de su entorno”.


Reconociendo el esfuerzo y la multiplicación de profesionales de la historia al abocarse en este minucioso trabajo, con la finalidad reconstruir el desarrollo de nuestra sociedad a través del tiempo. Asimismo la Dra. Ermila Troconis cita al historiador Eduardo Arcila Farias el cual define en sentido estricto a los estudios locales desde la siguiente perspectiva:
“La moderna historia local, que entre especialistas llamamos microhistoria, obedece a una concepción ceñida a una metodología que tiene objetivos concretos que, colocados bajo el lente de ampliación del microanálisis, están vinculados a un diagnóstico general. Se trata por este medio de hacer estudios integrales que abarquen en profundidad una unidad geográfica o temporal. Los principales personajes del relato de esta clase de Historia, son las instituciones y los problemas que afectan a la sociedad, y su meta es alcanzar la universalidad por la vía particular”.

De todo esto se desprende un compromiso del investigador al tomar bajo su responsabilidad y profesionalismo, una delimitación de la localidad o región ya que un territorio ocupado en la actualidad puede no conformar el espacio geohistórico regional que enmarca nuestro tema – problema.


Continuando en la línea establecida, recurrimos nuevamente a Gladys Páez, quien también define la Historia regional “como la rama de la Historia que tiene como objetivo el estudio de regiones y localidades históricamente determinadas”, siempre y cuando se administre bajo el “método de investigación histórica a los proceso ocurridos en los espacios intranacionales, en los cuales se encuentran variables o indicadores comunes que permiten identificar una unidad que se define como región histórica”.


Pero también esta autora aclara en su discurso su posición ante el concepto de región histórica, limitándose desde su posición pedagógica a considerarla “como aquella cuyos objetos de estudio, se refieren a sociedades con escalas menores a la nacional”. Dicho esto, retomamos el término historia local, definida igualmente por Páez como aquella que estudia las localidades, siendo localidad una noción a escalas menores a las regionales, pero dentro de ellas. Las regiones a su vez están dentro de la escala nacional, lo que lleva a establecer el concepto de localidad en un ámbito especifico y el de nación en el ámbito general, siendo entonces considerado el termino región en un escala intermedia.


Dentro de la concepción de localidades históricas se encuentran los estados, distritos, municipios y parroquias, quienes conforman unidades político – administrativas. También consideramos localidades las ciudades, pueblos, urbanizaciones e incluso comunidades de vecinos, sectores y barrios.


Y dentro de los indicadores a estudiar en una región o una localidad históricamente determinada destacaremos: el espacio geohistórico que ocupa, destacando una ubicación cronológica y el espacio que da lugar a la sociedad a historiar, las relaciones económicas de producción, las relaciones sociales que derivan de la producción, las formas jurídico-políticas y las expresiones culturales.


Bajo estas premisas expuestas es importante acotar que existen trabajos en este mismo método (La Historia Local, Microhistoria o Parroquial) que se vienen realizando desde hace muchos años, y entre otros destacamos los siguientes: en primer lugar el estudio hecho por la OCEI titulado III Inventario de barrios del área metropolitana, del barrio Santa Ana de Antimano el cual describe una reseña histórico del barrio, analiza la precariedad de sus servicios, el índice delictivo y los posibles modelos de desarrollo urbano que se planifican aplicar a la zona .
Por otra parte, el trabajo de grado de Herrera, M. (1979), sobre la Pastora, donde realiza un estudio microhistórico de esta localidad el cual dividió en cuatro capítulos que recogen los siguientes aspectos: Primeros núcleos de exploración, evaluación económica, evaluación de la comunidad y proyección de la pastora es importante acotar que este trabajo utilizo el método que proporciona la microhistoria, el cual se oriento al conocimiento profundo de una realidad cotidiana del objeto de su estudio.


Y esto tiene como una de sus características principales la de proporcionar un instrumental necesario para el estudio de un sector determinado aislándolo de un contexto mayor. El objetivo central de este trabajo consistió en penetrar en sector de Caracas y a través del estudio de la Parroquia La Pastora explicar su situación actual comparándola con el resto de las parroquias del área metropolitana.


En las mismas circunstancias, Lila Mago de Chopite, presenta su investigación “Expanción urbana de Caracas hacia el sector El Paraíso a fines del XIX”, donde realiza un estudio, acerca de la primera urbanización residencial de Caracas, a través de la historia urbana (local) de la capital de la republica, la autora considero su exposición:


“… por tratarse del primer emplazamiento que traspaso los limites naturales de la ciudad y ocupó las tierras al otro lado del Guaire, que venían siendo utilizadas para el cultivo de la caña de azúcar, en el sitio denominado la hacienda El Paraíso o trapiche de los Echezuría”.

El artículo recoge una reconstrucción histórica a partir de la trasformación de los espacios rurales a urbanos residenciales medidos desde el crecimiento urbano y la modernización hasta enmárcalos en los adelantos de los modelos comunicacionales del momento representados en el tranvía, ferrocarril, teléfonos, luz eléctrica, y de la incursión de las medidas sanitarias tales como las cloacas y los acueductos. Todos estos progreso asociados a los cambios políticos y de la estructura social, como la discriminación de grupos dentro de la añeja oligarquía terrateniente, manipuladora del poder y conformadora de la burguesía comercial venezolana con enérgicas vinculaciones con el comercio exterior y con la participación política.


En síntesis este trabajo, enmarcado dentro de la Historia local y urbana muestra la necesidad y desarrollo de la burguesía venezolana, muestra el crecimiento de la primera urbanización residencial de Caracas, la cual rompe con el esquema urbano tradicional, originando nuevas formas arquitectónicas donde lo tradicional esa arquitectura habitacional colonial subyace ante la inspiración francesa de Antonio Guzmán Blanco y luego esta última alternara con las transformaciones que proporciona el concreto armado, las estructuras de acero, pasando hacer por muchos años el Contri Club de Caracas.


Seguidamente, tomaremos el trabajo “El Valle: de hacienda prospera a bosque de concreto y cordón de miseria”, consideraciones formuladas por David Ortega, quien presenta una ambiciosa investigación, referida a los cambios del uso del espacio en la localidad de El Valle, tomando como eje temporal el agotamiento del modelo productor precapitalista a capitalista minero exportador con su vertiente a lo urbano- industrial.


Se observa en este aporte como explicación central como y cuando operan estos cambios en el uso del espacio sobre un pueblo periférico de Caracas como lo fue El Valle, tomando en como referente los inicios del poblado, su permanencia y el siglo XIX, luego se analiza “el uso agrícola del espacio en el siglo XX”, donde hasta 1926, hito que envuelve el trabajo, aun la localidad mantenía características rurales, definidas por el número de habitantes, la estructura física del poblado, las manifestaciones culturales, uso del espacio y las actividades productivas que se desarrollaban.


En otro interesante punto encontramos; “cambios en el uso del espacio en el siglo XX”, aquí se observará como paulatinamente a partir de 1928 las haciendas van perdiendo su predominancia económica sustituyéndose por la exportación de hidrocarburos, dando paso a la trasformación espacial y con ello llegan al uso residencial, castrense y recreativo de esta parroquia.
Muere entonces la Hacienda Santo Domingo y nace el proyecto urbanístico que hoy conocemos como “Urbanización los Jardines del Valle” y con esta crece el parque el parque habitacional, que no escara según este autor a los embates, de la democracia cuando en 1958, comenzaran a creces los barrios pobres, llamados también asentamientos urbanos no regulados, cuya característica central es la precariedad y el hacinamiento .


En igual forma, se debe aclarar que el Centro de Regional de Petare viene realizando un esfuerzo en reconstrucción histórica de barrios, realizando proyectos de investigación donde el eje central es el de rescate de la historia de los barrios y parroquias del municipio, entre ellos se encuentran la guía del municipio Antonio José de Sucre del Estado Miranda , cuya misión es sintetizar las memoria municipal y por ende parroquial.


Asimismo, la politólogo Yetzy Villarroel Peña, publico su libro sobre el barrio José Félix Rivas obra coincidente con la conmemoración de los 190 años de la inmolación del héroe de la gesta emancipadora de Venezuela, líneas que conllevan como fin último proporcionar a las comunidades del Municipio del Antonio José de Sucre, del Estado Miranda:
“Sus historias, y de esa manera ayudar al proceso de adjudicación de sus propias identidades. Este proyecto surge como una respuesta a las incesantes demandas de los usuarios del centro de Historia, quienes han incentivado esta búsqueda de reconstrucción histórica de la conformación de los barrios del Municipio ante la casi inexistente información acerca de este hecho contemporáneo que nos atañe a todos”

Quedando establecidas las bases metodológicas para la elaboración de otras investigaciones de este mismo tipo, como es el presente trabajo el cual se reservo para este momento y que hoy a luego de la propuesta del Dr. Medina Rubio en la Maestría de Historia de Venezuela Republicana se da a conocer.
Antecedentes del Modelo Rural en La Dolorita y su área de influencia.
La presente investigación contempla como objetivo central realizar una exploración teórica documental, con el fin de reconstruir la historia de una parroquia (La Dolorita) del Municipio Sucre del estado Miranda. Las parroquias (civiles) están definidas en la Ley Orgánica de Régimen Municipal (1989) como:
Art. 32 Las parroquias son demarcaciones de carácter local, dentro del territorio de un Municipio, creadas con el objeto de descentralizar la administración municipal, promover la participación ciudadana y la mejor prestación de los servicios públicos locales .

En relación con este último, expone Medina Rubio:
Las parroquias son demarcaciones territoriales, señaladas dentro de la especialidad igualmente territorial de un municipio. Hoy, se entienden que las parroquias han sido creadas con el propósito de descentralizar la administración municipal y de estimular la participación de los ciudadanos en las gestiones tendientes a mejorar los servicios públicos…

Significa entonces que las parroquias constituyen una memoria para el estudio de la conformación de territorios populares (Barrios) en el municipio ya que por sus condiciones poblacionales y espaciales pasan a parroquias civiles en 1993 cuando se realiza el reordenamiento administrativo del municipio Sucre. Hechas las consideraciones anteriores, contempla la misma Ley Orgánica de Régimen Municipal que para considerar ese paso de territorio popular a parroquia debe poseer ciertas características expuestas en el articulo 33 de dicha Ley:


Art. 33 En áreas urbanas determinadas como tales en los correspondientes planos de desarrollo urbano local, con población superior a cincuenta mil ( 50.000) habitantes, las parroquias podrán coincidir con los barrios, urbanizaciones o sectores de dichas áreas, según lo determine la Asamblea Legislativa a propuesta del Consejo Municipal respectivo o de los ciudadanos interesados, vecinos de los barrios o urbanizaciones, en un número no menor del veinte por ciento (20%) de los electores debidamente identificados por la Junta Electoral con jurisdicción en el Municipio respectivo. En el resto del territorio municipal no contemplado como urbano en planos de desarrollo urbano local, las parroquias podrán, estar constituidas por poblaciones, caseríos y aldeas separadas de la capital del Municipio, según lo determine la Asamblea Legislativa a propuesta del Consejo Municipal respectivo o de los ciudadanos interesados vecinos de las comunidades, en un número no menor del diez por ciento (10%) de los electores debidamente inscritos e identificados por la junta Electoral que tenga jurisdicción en el Municipio respectivo .

Para el Arq. Leandro Quintana cerca del 50 % de las áreas urbanas en Venezuela, se han desarrollado de forma no controlada no siendo este un fenómeno exclusivo del país, todo lo contrario es una manera común de cómo se conforman las barriadas en las diferentes ciudades de América cuyos Estados forman parte de los llamados países en vías de desarrollo .
La parroquia en estudio representa la consecuencia a una problemática que se inicia en la década del 40 cuando se da un nuevo boom migratorio de la población movilizándose hacia Caracas y el estado Miranda, un conjunto de personas en busca de mejoras en su calidad de vida que traen consigo sus costumbres, sus ideas, sus tradiciones y su propia historia de vida que intentan implantar o adaptar a la localidad que ocupan. José Manuel Guevara Díaz expresa a continuación:


El Distrito Sucre [En la actualidad municipio Sucre, nueva división político administrativa] del Estado Miranda, con 22,2 % en su espacio de urbanización en 1941, experimento en el período 1941 – 1950 el más alto cambio del nivel de urbanización de la región capital y de todo el conjunto regional, con 55,9 %. Las cifras de 1950 revelan que el Distrito Sucre, bajo la influencia de la capital de la república, incremento su nivel de urbanización hasta un valor sólo superado por el Distrito Federal [se presenta a continuación cartograma del extinto Distrito Federal] .

Dada las condiciones que anteceden, cabe decir que a partir de 1940 el esparcimiento de la capital del país promovió un crecimiento descontrolado de la población, se comenzaron a residenciar empresas e industrias de la zonas de Petare, Mariches, La Dolorita entre otras, las haciendas de caña en las zonas bajas se transformaron en urbanizaciones y las de café en las zonas altas (caso de La Dolorita) en barriadas, en la actualidad sobrepasan 600, cuya carencia de servicios y agrupación demográfica han producido graves complicaciones sociales de ardua y costosa solución.


Es importante acotar que existe en este momento una preocupación por establecer un reordenamiento del área metropolitana de Caracas con el fin de sincerar las condiciones socioeconómicas de la población que forma los cinturones o conurbaciones de la ciudad así como también de crear y fomentar que el ciudadano que ocupa estos espacios desarrolle una identidad local, un sentido de pertenencia para logre integrarse con éxito a los proyectos nacionales de mejoramiento de las zonas populares.


La Dolorita sin duda alguna es la muestra de esta preocupación ya a pesar de pertenecer geográfica y administrativamente al Municipio Sucre no escapa a la relación económica y social que sé a mantenido entre el Estado Miranda y lo que es hoy el municipio libertador.
Lo antes expuesto expresa la necesidad crear un instrumento que permita recolectar e interpretar por parte de los profesionales de la historia los conocimientos sobre la región, la localidad, las Parroquias o los territorios populares debido a la escasa memoria escrita y la dispersión de las fuentes documentales que soportan este tipo de estudio. Todo ello le da sentido y validez, así se plantea de que el mismo se tome como un recurso científico de valor local y regional.


La historia parroquial o microhistoria constituye un instrumento que permite llegar al estudio, a la investigación y al uso de las historias mayores, sin embargo no se debe obviar que la microhistoria suele interpretarse por lo general como un tesoro personal ya el proceso de identificación del hombre con sus raíces se convierte en proceso bidireccional de entendimiento y aceptación .


Hitos de la Investigación


Venezuela no escapa al intenso proceso de urbanización de sus habitantes. La inmigración del campo a la ciudad se inicia a mediados del año de 1950, el 47,4 por ciento de la población venezolana era considerada como población urbana; once años después, en 1961, este peso de la población urpbana aumentó hasta ubicarse en un 62,1 por ciento; es decir el que va hasta 1971, esta corriente migratoria hacia las ciudades siguió en ascenso, alcanzando la población urbana una importancia relativa del 72,8 por ciento. En los Censos de la OCEI se logra analizar que para 1961 el ritmo de migración anual disminuye, en términos relativos a la población urbana para 1981 representaba el 80,3 por ciento de la población del total; el fenómeno alcanzaba una proporción estimada en un 84,1 por ciento para el censo de 1990 y se proyecta que para el año 2001 es de 90 por ciento de la población venezolana vive en núcleos urbanos.


En términos generales, se puede expresar que, en el transcurso de los últimos veinte años, la población venezolana pasó de ser preponderantemente rural a urbana. Este acelerado proceso ha determinado graves desequilibrios, un nivel de vida por debajo de las necesidades básicas; situación que afecta en especial a la regresión del sistema económico agrario, debido a los amplios sectores de población campesina que vienen a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida, pero que al final resulta un falso espejismo.


La explotación petrolera y la industrialización acentuaron la tendencia a ocupar la Región centro- Norte-Costera, se originaron procesos de urbanización crecientes, que invirtió las proporciones de la población rural y urbana en el término de cuatro décadas, esto es de forma explosiva.


Todo lo anteriormente expresado se evidencia en las marcadas desigualdades distributivas de los ingresos fiscales, un marcado desequilibrio entre la demanda de empleo estable, incapacidad de la economía urbana para absorber el rápido crecimiento de la población activa.


Los costos del suelo urbano y de la construcción de viviendas, en constante incremento, segregan a un sector considerable de la población. Esta situación afecta tanto a quienes, a pesar de hallarse integrados en el sistema productivo, perciben ingresos que no les permiten acceder a una propiedad inmobiliaria produciéndose la ocupación de territorios o asentamientos urbanos no regulados consecuencia de un orden social y de una estructura económica imperante.
El Municipio Autónomo Sucre, es una de las 21 entidades político administrativas que conforman el Estado Miranda, en la actualidad forma parte de la llamada subregión mirandina de la zona metropolitana.


Así el municipio funciona como una entidad política administrativa de carácter autónomo que le debe su actual configuración a la reforma jurídica del territorio venezolano realizada por el poder ejecutivo en 1993, fecha desde la cual queda conformado por cinco parroquias, estas son: Petare como Parroquia capital, Filas de Mariche, Caucaguita, Leoncio Martínez y la Parroquia escogida para el estudio La Dolorita.


Delimitación Espacial – el Espacio Geohistórico


Cuando nos comprometemos en el ejercicio de reconstruir y abordar una realidad con criterios de totalidad, nos embarcamos en una aventura nada fácil. Sin embargo, debemos estar claros en el proceso de investigación: una primera fase esta dedicada a estudiar lo estructural sincrónico, en el cual se intenta separar cada uno de los niveles estructurales, con la finalidad de analizarlos en su especificidad teórica y metodológica. Y como segunda fase, estudiaremos lo relacional, que integra la dinámica global de las estructuras en proceso histórico concreto, destacando articulaciones funcionales .


Con relación al tratamiento metódico este va diferir según cada nivel estructural. Para nuestra investigación, hemos asumido el objetivo de avanzar en la reconstrucción del hecho histórico local mirandino, a partir de un espacio geohistórico regional. Esta aproximación nos ha permitido en primer lugar, plantearnos la posibilidad de realizar un acercamiento, términos de totalidad, al proceso histórico social contemporáneo venezolano, a partir de una realidad concreta y especifica que se desarrolla en una localidad mirandina durante la segunda mitad del siglo XX. En segundo lugar, nos permite realizar una labor adaptada al trabajo artesanal del historiador, etapa en la que aun nos


Finalmente, esta delimitación espacial nos permite abocarnos a un estudio de larga duración, complejo, en el cual combinaremos los enfoques de la historia coyuntural y el análisis de los acontecimientos que permitan comprender la dinámica global y diferenciada de aquella sociedad.
El espacio Geohistórico Regional (El Enfoque).


El tiempo y el espacio son inconstancias fundamentales de todo progreso histórico. Estas categorías corresponden a dos perspectivas básicas del análisis científico: lo sincrónico, que descansa en el análisis estructural de los fenómenos, y lo diacrónico, relativo a la sucesión de procesos en el tiempo. La referencia expuesta conlleva al enfoque geohistórico, el cual, según Ramón Tovar, citado por Reinaldo Rojas “[…] respondería por una parte a la calidad estadial [diacrónico] y por la otra, a la espacial [sincrónico] del ente geográfico plenamente localizado e identificado”.


Desde esta perspectiva o enfoque, tanto la investigación histórica como la geográfica se integran y acrecientan, afrontando el objeto de estudio integrando tiempo y espacio. Tomando en cuenta la historiografía, los orígenes de estos estudios los encontramos en la obra de Herodoto en el siglo V antes de nuestra era (a.n.e) el cual escribió “Los nueve libros de la historia”, obra citada por Henri Suárez y da respuesta a su propia interrogante ¿Cuándo comenzó la labor Geohistórica? en la cual se expone lo siguiente:


“Sin atrevernos a firmar que la interpretación geográfica histórica de los hechos humanos se remonta a la antigüedad griega, es digno recordar la labor realizada por Hecateo de Mileto en el siglo VI antes de nuestra era (a.n.e) y por Herodoto en el siglo V a.n.e Aquel, escribió Viajes por el mundo, mientras que éste Los nueve libros de la historia. El primero sistematizó sus observaciones pero sin la profundidad de su sucesor, lo que le valió al último el reconocimiento como padre de la historia, y ¿por qué no?, “maestro” de la geografía histórica. Claro está, hay que salvar la distancia del ejercicio que se realizaba hace dos mil cuatrocientos años y el contemporáneo”.


Se observa según el autor antes citado la formación de una manera de vida, no así una rama separada del conocimiento, se reconocen los aportes realizados cuando aún no existía la labor histórica, ya que la función principal de la investigación histórica descansaba en el peritaje para establecer la verdad en determinadas disputas. No como en el presente donde la historia se considera una disciplina metódica y diferenciada dentro de las ciencias sociales dedicada a la comprensión de las acciones humanas en un tiempo y espacio determinado.
En el campo Historiográfico contemporáneo esta iniciativa reposa en el historiador francés Fernánd Braudel, quien se dedicada al estudio del “Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II” en primera edición de 1949. Este libro evidencia en su primera parte la comprensión Geohistórica del mundo mediterráneo, mostrando al final, la relevancia de “Plantear los problemas humanos tal y como lo vemos desplegados en el espacio y a ser posible, cartografiados […] no sólo para el presente y en el presente, sino también en el pasado y teniendo en cuenta el tiempo…” Al Revisar esta postura Braudel estima hablar de Geohistória, la cual entre las fronteras de la Historia y la Geografía. Lo cual se recoge en el siguiente planteamiento:


Hacer de la tradicional geografía histórica a lo longnon, consagrada casi únicamente el estudio de las fronteras de los Estados y las circunscripciones administrativas sin la menor preocupación por la tierra misma, por el clima, el suelo, las plantas y los animales, los géneros de vida y las actividades obreras, si se quiera, una verdadera geografía humana retrospectiva […]

Aquí se establece un enlace entre el trabajo del historiador y el del geógrafo, tomando como base la unión entre las variables tiempo y espacio y sus respectivos análisis. En la opinión de Braudel, esto conlleva a:
[…] obligar así a los geógrafos (lo que sería relativamente fácil) a prestar mayor atención al tiempo y a los historiadores (lo que no lo sería ya tanto), a preocuparse más por el espacio y por todo lo que el espacio sustenta, engendra, facilita y entorpece; en una palabra, inducirlos a tomar suficientemente en consideración su formidable permanencia; tal sería, a nuestro modo de ver, la ambición de esta geohistoria, cuyo nombre apenas nos atrevemos a pronunciar […]

Reinaldo Rojas, en Historia Social de la Región Barquisimeto en el Tiempo Histórico Colonial 1530 -1810 y continuando en la corriente de Braudel, considera a la Geohistoria como una metodología de importante de análisis de la realidad social, enfoque que une en términos de totalidad las variables del tiempo y el espacio.
En tal sentido rojas, esto supone:

“…lo histórico-estructural, tiempo de larga duración, se integra al análisis sincrónico-espacial, para darnos como propuesta conceptual una Formación Económico-social que organiza su espacio en un tiempo histórico determinado. Aquí entendemos al espacio no como un hecho natural, dado, que vendría a ser en todo caso el territorio como soporte físico de la vida humana, sino como producto social, como una realización del hombre y de la sociedad. Pero este no es un espacio homogéneo, sino diverso. Tampoco simple y uniforme, sino al contrario, complejo puesto que reproduce las contradicciones sociales en su organización. En tal sentido, para nosotros el enfoque geohistórico viene a ser una perspectiva metodológica que nos permite estudiar una formación social en el espacio y en un tiempo histórico determinado”.

Para el análisis histórico, lo sincrónico se corresponde con lo estructural, mientras lo diacrónico, responde a la perspectiva del origen y cambio de los fenómenos sociales. Mientras que en análisis geográfico, el iteres se dirige a la estructura del espacio en su noción de escala y en base a las diferencias entre sus unidades, zonas y regiones.


Para la Dra. Beatriz Céballos, en su tratado El Diagnostico geohistórico y la intervención en las comunidades, el enfoque geohistórico “es la perspectiva central del análisis seleccionado”, se presenta como una propuesta teórico- metodológica donde el investigador se desengancha de concepción geográfica que concibe al espacio como un factor concreto o síntesis de la acción de los grupo humanos sobre su ambiente, para preservarse y reproducirse sujeto situaciones determinadas.


En contraposición la autora antes mencionada estima que la reconstrucción de la realidad socio histórica se apoya en la noción de la articulación del espacio, esto contribuye a definir el proceso geohistórico desde la relación entre todas las partes y sus elementos, con la finalidad de inferir la dinámica del espacio. En este sentido propone:


“El análisis de las modalidades de distribución de la población en niveles de agrupación o encrucijadas, el de las formas de intercambio localizadas: los mercados, y la identificación de los movimiento que animan este conjunto: Los circuitos, constituyen los instrumentos conceptuales que nos permite proponer una interpretación de la realidad…”

En concordancia con lo antes expuesto Ceballos sostiene que la articulación de las formas geográficas que definen la estructura y dinámica del espacio están orientadas por el modo reproducción dominante capitalista, y en particular por las condiciones propias de la actividad correspondiente al lugar y estas condiciones están definidas por cada formación económica – social según el momento histórico.


Cabe agregar, brevemente las observaciones realizadas por Héctor Seijas en su trabajo “Comprensión de nuestras ciudades” donde nos explica:


“…Cada ciudad posee un tiempo y un espacio, pero para que esto se haya cumplido, para llegar a la configuración actual, cada ciudad ha transitado, junto a los seres que la habitaron y la habitan, distintos tiempos que representan su historia y desarrollo”.

Los que nos lleva aseverar, que el recorrido de esa evolución se forma desde la precariedad del acantonamiento o localidad, como operación enfocada al resguardo, en primera instancia, del ser humano ante las fuerzas y etapas de la naturaleza, lo cual involucra la necesidad de la supervivencia. Hasta la embrollo de las grandes ciudades, donde el antiguo altercado por la manutención y la salvaguardia de la vida adquiere complicadas extensiones. A lo largo de la evolución y el progreso de las localidades se han confirmado trances, cambios e innovaciones que encierran todos los dictamines y aspectos de la vida, tanto particular como colectiva.


Lo que nos lleva a decir que la localidad debe ser antes de nada un espacio de fraccionamiento sistémico, articulado, con una dinámica propia, en convenio con las circunstancias tanto originales como sociales que establecen la conciencia de su presencia. Alcanzar el sentido de ese progreso hasta el presente, además de la memoria y estudio de las complejidades particularidades del desarrollo económico, arquitectónico, social y cultural logrado, demanda de la comprensión del pasado.


Este es el rumbo de nuestra investigación histórica sobre la Parroquia La Dolorita. Allí combinaremos el análisis del proceso histórico con una definición y localización del espacio mirandino en su escalas regional y local. Nuestra meta es avanzar en la utilización consciente de una perspectiva de análisis social, enfoque o –método que nos parece pertinente y necesario como procedimiento científico para par al estudio de los procesos sociales concretos uniendo las variables tiempo y espacio, mientras nos aproximamos a la comprensión de esa realidad a través de un enfoque sistemático, integrador interdisciplinario en la construcción del conocimiento.

Delimitación de un espacio Geohistórico Regional.


Este aspecto sistemático lo trataremos desde la visión del Dr. Diógenes Molina quien sostiene que la historia se ha distinguido por escaso interés en la comprensión de los fenómenos espaciales, que se entienden según este autor como:


“…elementos consustanciados con los procesos societarios que se producen sobre el territorio. El termino “sobre” induce en muchas oportunidades a ver lo geográfico como elemento no imbricado en lo histórico, pero esta tendencia deberá ser revertida ya que si no comprendemos que la relación hombre tierra es mucho mas que fuerza de trabajo e instrumento productivo, tenderemos a dejar a un lado aspectos importantes de una nueva historia”.

De tal forma, partimos a delimitar nuestro espacio geohistórico, término que hemos venido apuntalando “para caracterizar el territorio y la interacciones temporo-espaciales que sincretizan los tiempos propuestos en esta investigación”

En el proceso de descentralización iniciado en el ámbito nacional para el año de 1990, el Distrito Sucre pasa a la categoría administrativa de Municipio Autónomo y sus Parroquias a Municipios foráneos; luego en 1993 se da otra transformación en el ámbito político administrativo de la Nación, en el marco de esa reforma el Municipio conserva su rango como entidad autónoma y se define su configuración política administrativa.


La Parroquia la Dolorita esta delimitada tomando la Gaceta Oficial del Estado Miranda. ,de la siguiente manera: al Norte limita con la Parroquia Petare desde la bifurcación de la entrada de la calle principal Julián Blanco en el Barrio del mismo nombre coordenadas (N. 1.160. 020 – E: 743. 060) de aquí el lindero sigue por una de las cabeceras la quebrada Catarata, detrás del barrio San Isidro, aguas abajo por esta hasta el punto de coordenadas (N: 1.160 – 055 – E: 744.600), frente a la calle principal del barrio San Isidro de la zona Turumo.


Al Sur limita con la parroquia Caucaguita, desde el último punto descrito, se sigue por dicha calla hasta otro punto de coordenadas (N: 1.159.280 – E: 744.764), en la intercepción de la entrada a la zona industrial Turumo para seguir por dos líneas rectas, la primera parte antes mencionado, hasta un punto de coordenadas (N: 1159.015 – E: 744.390) la segunda parte del punto anterior hasta la entrada de la urbanización conjunto residencial del Este de aquí el lindero continua, por la carretera que conduce a Santa Lucia, hasta las nacientes de la quebrada la Lira, coordenadas (N: 1.156 – E: 745.890), aguas abajo por dicha quebrada hasta su desembocadura en Río Guaire, coordenadas (N 1,154.295 – E: 74.451).


Al Sur y Oeste: Limita con el Municipio el Hatillo, desde el punto antes mencionado aguas arriba por esta desembocadura de la quebrada la Cruz de Belén, coordenadas (N: 1.156.760 – E: 743.260), de aquí el lindero sigue una línea recta en dirección norte al sitio denominado Poma Rosa, coordenadas (N: 1.157.415 – E: 743:330), de aquí continua el lindero por las calles principales de Poma Rosa, Cúatricentenario y Carpintero hasta tomar la carretera vieja de Santa Lucia (N: 1.159.150 – E: 741.980) para seguir por la vía que conduce a la bifurcación de la calle Julián Blanco, punto de partida.

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